Zurab Poloikashvili: “El turismo de masas puede llegar a su fin”
Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que difícilmente habrá un retorno a la antigua normalidad antes de la crisis del coronavirus, la Organización Mundial del Turismo –uno de sus colegas en la ONU– sostiene, en cambio, que la “normalidad normal” está a la vuelta de la esquina. Así de optimista es su secretario general, el georgiano Zurab Pololikashvili, quien atendió a este periódico durante su estancia en Canarias con motivo de su gira mundial para reactivar el turismo.
España es el segundo destino que visita después de Italia y el país donde tiene la sede la OMT. ¿Cómo ve la situación?
Cada día mejor. El Gobierno está haciendo un buen trabajo. Después de superar las cuatro fases, observamos cómo la gente empieza a viajar, cómo empieza a volver a la normalidad normal. La apertura del espacio Schengen el pasado 1 de julio ha dado esperanza. Y eso que no ha habido consensos generalizados en Europa.
¿Es seguro viajar?
En Europa sí pero creo que en otras regiones como Estados Unidos o Latinoamérica todavía es pronto para ir. China y Rusia también permanecen cerrados.
¿Se llegarán a recuperar los flujos de visitantes anteriores a la pandemia?
Esto va a necesitar tiempo y al final, todo dependerá de la evolución del virus. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) señala que la recuperación total no llegará hasta el 2023 pero todo es muy incierto.
¿La pandemia del coronavirus puede llevar al fin del turismo demasas?
Creo que en algún momento sí que lo hará. De momento, lo que está claro es que en los próximos dos años, ningún país tendrá el problema del overtourism o el sobreturismo.
¿Era sostenible la situación previa a la pandemia?
El turismo es una fuente de riqueza muy importante, como en el caso de España, que supone más del 14% del PIB, pero ocasiona problemas de convivencia cuando es excesivo. Creo que precisamente ahora, es un muy buen momento para que ciudades y países afectados por la masificación se den cuenta de los errores que han cometido y repiensen su modelo turístico.
¿Algún consejo para Barcelona?
Hay que estudiar la situación con detenimiento y caso por caso. Barcelona es un destino con mucho potencial. Guardo un muy buen recuerdo de la ciudad. Fue el primer lugar que visité fuera de la URSS. Era 1990 y yo tenía 13 años. Me fascinó. ¡Y aun no se habían celebrado los Juegos Olímpicos!
¿Qué otros cambios puede provocar la pandemia?
La sostenibilidad del turismo será uno de ellos. También la digitalización del producto y de la experiencia, como ya ha sucedido en otros sectores. Asimismo creo que el perfil del turista se rejuvenecerá. A partir de ahora, viajarán personas más jóvenes en detrimento de los mayores, más vulnerables al virus. Las empresas tendrán que adaptarse y asumir que de cada crisis se puede sacar una oportunidad.
¿Por qué el turismo se relaciona a menudo con precariedad laboral?
No necesariamente. Genera empleo muy diverso y cada vez la industria turística es vista con más prestigio. Obviamente, siempre hay espacio para mejorar a nivel salarial.
¿Qué está haciendo la OMT para reactivar la industria e impulsar los cambios que comenta?
Pensamos que lo esencial es recuperar la confianza y la seguridad del turista. Estamos a favor de ideas como el pasaporte sanitario o el puente aéreo entre países. Desde la OMT, tenemos competencias para asesorar y recomendar. Hemos elaborado una hoja de ruta con la innovación y la cooperación internacional como pilares esenciales en la estrategia de todos los países. También hemos creado el Comité Global de Crisis del Turismo para reunir el sistema de la ONU y los líderes del sector público y privado y así coordinar una respuesta firme.
¿Estados Unidos no forma parte de la OMT desde hace más de 40 años. Cómo van las relaciones con este país ahora que está en manos de la Administración Trump?
Las relaciones son fluidas y positivas. La pandemia del coronavirus ha frenado el acercamiento pero creo que tendremos novedades pronto, antes de las elecciones presidenciales.
Fuente: La Vanguardia